Yo empecé a recibir Reiki en 1996, y antes de que acabara el año quise hacer Primer Nivel. Pocos meses después (en cuanto mi maestra, Carol Sabick, programó el siguiente curso) hice Segundo Nivel, y un año después hice Tercero. Los cambios en mí eran notables, y empecé a estar de mejor humor, a aceptar más las cosas, y a disfrutar más de la vida.
Han pasado 10 años desde que yo empecé a recibir Reiki hasta que hice la maestría, pero ha valido la pena. Para mi no se trataba de otro curso más, ni de hacerlo por acabar el ciclo porque hay que terminar todo lo que uno empieza... No, la maestría, si toca hacerla, se hace cuando uno está preparado para asumir el compromiso de enseñar a los demás...
A mí Reiki me cambió la vida. Fue lo que me inició en el camino del crecimiento o autoayuda que me ha servido para ser más feliz cada día. De paso, espero haber contribuido a que algunas personas aliviaran sus síntomas o enfermedades físicas, sus males del alma y creo que alguna que otra sonrisa se ha instalado permanentemente en algún que otro corazón....
Uno no cambia a no ser que uno quiera, y no siempre es fácil cambiar ni aceptar que no puedes cambiar al que tienes enfrente sino sólo a ti mismo. Sin embargo, en mi experiencia, Reiki saca lo mejor de uno mismo, y nos ayuda a compartirlo con el mundo entero. Y eso lo veo en mis alumnos, cuando me cuentan los cambios que están teniendo....